Usualmente, en la Conferencia de las Partes (COP), ya en su edición 28, se reúnen los líderes globales de los países que firmaron el acuerdo climático original de las Naciones Unidas (UN) en 1992 y se discute cómo limitar y preparase para el futuro cambio climático, sin embargo, varias controversias han surgido incluso antes de iniciar.
Por un lado, al iniciarse la COP28 se anunció que el “Fondo de Pérdidas y Daños” acordado en la COP 27 con el objetivo de que los países más ricos, que han contribuido más al calentamiento global, pagaran a los más pobres, que ya enfrentan los efectos del cambio climático, podría comenzar a repartir fondos.
Sin embargo, los mecanismos y detalles de como funcionará dicho fondo siguen siendo muy controvertidos y algunos de los países más ricos están en contra de aceptar su responsabilidad por emisiones pasadas. Quizás por esta razón en la cumbre no estarán presentes, aunque si representados, Joe Biden ni Xi Jinping.
Si bien es cierto, se prometió una cantidad relativamente pequeña de dinero, poner en marcha el fondo se considera un paso clave para generar transparencia, responsabilidad, pero sobretodo confianza entre los países.
Debemos recordar que ya en 2009 los países más desarrollados prometieron donar a los países en vías al desarrollo 100.000 millones de dólares al año para ayudarlos a reducir sus emisiones y prepararse para los efectos del cambio climático. Sin embargo, al 2020 esta meta no se había logrado, pero de acuerdo a datos preliminares es probable que se alcance en los próximos dos años.
Además de lo anterior, debemos recordar que el límite de calentamiento de 1,5 °C acordado en la COP21 ha impulsado una acción climática que, aunque ciertamente se le critica de insuficientes es prácticamente global.
Es por esto que tanto en esta COP como en las anteriores muchos activistas y organizaciones globales las llaman “lavado verde”, pues aún no estamos actuando al ritmo necesario para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París que las mismas partes establecieron.
De hecho y de acuerdo con los reportes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a largo plazo no solo es crucial para evitar impactos más dañinos, sino porque también la recuperación será más costosa y quienes menos están preparados, ni poseen el financiamiento necesario para adaptarse son precisamente los más vulnerables.
Sin embargo, al ritmo actual en el que estamos quemando los combustibles fósiles, las estimaciones más recientes del mismo IPCC sugieren que como comunidad global vamos en camino a alcanzar un calentamiento de entre el 2,4 °C y el 2,7 °C en el año 2100. De acuerdo con las mismas Naciones Unidas, la “ventana” para mantener el límite a 1,5°C se está reduciendo rápidamente.
Es por eso que en la COP28 se espera que además de avanzar en los objetivos existentes, las negociaciones también se concentren en: – acelerar el paso de conversión a energías limpias, para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero antes del 2030, – disponer de los recursos financieros para la acción climática de los países más desarrollados y trabajar en un nuevo acuerdo para las naciones en desarrollo, – centrarse en la naturaleza y las personas y hacer una COP mucho más inclusiva. Además, habrá jornadas temáticas sobre salud, finanzas, alimentación y naturaleza.
Por otro lado, también incluso antes de iniciar las negociaciones, las Naciones Unidas denunció el cabildero político en favor de los combustibles fósiles por parte de los Emiratos Árabes Unidos, país anfitrión que está entre los diez mayores productores de petróleo del mundo e incluso ha nombrado al director ejecutivo de la petrolera estatal, el sultán al-Jaber presidente de las conversaciones, quien en el pasado ha abogado por una reducción gradual de los combustibles fósiles, pero no acabar por completo con la producción y consumo.
De hecho, los defensores del clima han señalado que restringir los acuerdos a los combustibles fósiles una y otra vez permitiría continuar con su producción. De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP por sus siglas en inglés), actualmente se produce y construyen más plantas de combustibles fósiles de lo que se podría o debería quemar si queremos limitar el calentamiento a 1,5 °C. Es por esto que al menos la Unión Europea aboga para lograr una eliminación gradual, pero total, de la producción de combustibles fósiles.
Finalmente, de acuerdo con el doctor Fatih Birol director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía (AIE) la industria mundial de petróleo y gas enfrenta un momento crítico en las conversaciones climáticas de la COP 28, pues finalmente deben elegir entre contribuir a la crisis climática o convertirse en parte de la solución.
Si bien es cierto al-Jaber es presidente de la empresa de energía renovable Masdar y ha supervisado la expansión de tecnologías limpias como la solar y eólica, también se le ha criticado por priorizar tecnologías de captura y almacenamiento de carbono, que no solo deben desarrollarse aún, sino que permitiría también seguir dependiendo del petróleo y el gas.
De acuerdo con Birol, para alcanzar los objetivos climáticos mundiales se debe dejar de lado la ilusión de que la solución es capturar enormes cantidades de carbono para almacenarlo.
El informe anterior estima que, basándose en el consumo actual de petróleo y gas se tendría que capturar y almacenar unos 32.000 millones de CO2 para evitar que las temperaturas aumenten más de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.
Actualmente se capturan 45 millones de toneladas en todo el mundo y además la cantidad de electricidad necesaria para impulsar estas tecnologías sería mayor que la demanda de electricidad del mundo entero.
Como parte del reto de las empresas productoras de combustibles fósiles debemos recalcar que fueron responsables únicamente del 1% de la inversión mundial en energía renovable.
Ahora, solo nos queda esperar y ver que lógica finalmente prevalece en la COP28, y que ésta no pierda legitimidad habiendo sido ratificados por casi 200 naciones.