El 16 de agosto concluyó la campaña electoral, pero no será sino hasta el domingo 20 de agosto que se sepa quién será presidente de Guatemala a partir del 14 de enero de 2024. El cargo se lo disputarán, la candidata por tercera vez Sandra Torres, del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), y Bernardo Arévalo, del Movimiento Semilla, cuyo paso al balotaje entre 22 contendientes fue tan sorpresivo para la oposición, como para su propio partido. Arévalo aventaja a Torres por 22 puntos.
Arévalo se convertiría en presidente, si se cumple el resultado de la encuesta más reciente presentada esta mañana por Cid Gallup y la Fundación Libertad y Desarrollo, en la que el 61 por ciento de los votantes tiene intenciones de votar por el candidato progresista – Solo 39 por ciento está a favor de Torres– y si lo permite la oposición conformada por quienes se oponen a un cambio que, por un lado busca eliminar la corrupción incrustada en el Estado y por otro, eliminar privilegios particulares y privados y procurar más inversión en salud, educación, y empleo desde un Estado más fuerte.
Hasta una semana antes de la elección el porcentaje de votantes indecisos se redujo de 29 a 18 por ciento. Solo 7 porciento de los encuestados piensa votar nulo y ese indicador es relevante, si se tiene en cuenta que fueron los votos nulos o del hartazgo por el sistema los que ganaron la elección de primera vuelta el 25 de junio anterior, con cerca del 17 por ciento, incluso por encima de Torres ( 16 por ciento) y de Arévalo (12 por ciento).
El voto nulo marcará la diferencia una vez más, el domingo, en medio de un proceso seriamente cuestionado, en el que el Tribunal Supremo Electoral no ha estado libre de señalamientos. Aun así, en estos casi dos meses de la última etapa de la contienda ha hecho valer su independencia para evitar que se rompa el orden que debe garantizar la Constitución
Ambos partidos son de origen socialdemócrata en un país tradicionalmente conservador y religioso, en donde el sistema republicano garantiza un estado laico. Sin embargo, Torres, con la intención de ganar la presidencia, se ha movido a la derecha y dice haberse convertido al cristianismo, pues la apoyan las iglesias evangélicas. Quien antes fue vicepresidente de la Internacional Socialista cambió su discurso para atraer adeptos y en cada intervención pública defiende “la propiedad privada, la vida y la familia”, desde la perspectiva de los grupos más conservadores de la sociedad.
La candidata fue primera dama, cuando el socialdemócrata Álvaro Colom Caballeros ganó la elección en 2008. Se divorció de él en 2012, para optar a la presidencia y desde entonces no ha ganado una elección. En 2023 representa la continuidad y el autoritarismo. Arévalo, representa, por una parte a quienes no quieren más de lo mismo, y rechazan la corrupción, el clientelismo y los abusos de poder característicos de los gobiernos de los últimos 20 años, incluido el gobierno de la UNE, en el que Torres fue protagonista, sin ocupar un cargo de elección popular.
Arévalo es hijo de Juan José Arévalo Bermejo, expresidente, que sigue siendo recordado como el primer revolucionario que le devolvió la democracia a Guatemala en 1944, tras la dictadura de 31 años de Jorge Ubico. El presidenciable actual simboliza la alternancia en el poder en momentos en los que está en riesgo el respeto a la voluntad popular y la oposición amenza con romper el orden constitucional. El progresista tiene en su plan de gobierno una lucha frontal a la corrupción que toca una estructura en la que están involucrados funcionarios públicos, políticos, empresarios y jueces.
En primera vuelta, Torres ganó el primer lugar con 16 por ciento de los votos (15.86%). Arévalo, que representa la alternancia, obtuvo cerca del 12 por ciento de los votos (11.7779%). Los nulos (966,389) fueron más y equivalen al 17.38% de los 4,202,442 válidos, pero legalmente no cuentan, porque tendrían que haber alcanzado el 51%, para anular la elección. Así lo establece la ley electoral y de partidos políticos. El candidato oficialista, Manuel Conde, por quien votó cerca del ocho por ciento de personas empadronadas (7.8389%%), solo llegó al tercer lugar.
Nadie vio venir el acenso de Arévalo al segundo puesto, en las últimas dos semanas de campaña inicial. Superó a quienes desde la derecha encabezaban las encuestas: Edmond Mulet, del partido Cabal, que se perfilaba como favorito (6.9%) y Zury Ríos, de Valor (6.6%). A la hija del ex jefe de Estado de facto Efraín Ríos Montt, en algún momento de la campaña se le consideró una posible competidora de la candidata de la UNE.
El voto de Arévalo lo engrosan los integrantes de un partido surgido de las protestas ciudadans de 2015 que lograron la renuncia y posterior encarcelación del expresidente Otto Pérez Molina y su vicepresidente Roxana Baldetti. Está conformado por una mayoría de clase media con vocación democrática, desde la izquierda tradicional hasta la más progresista, e incluso una derecha moderada. Sobresale un grupo de académicos e intelectuales interesados en promover un cambio social. El voto más fuerte lo representan los jóvenes estudiantes y profesionales inconformes con la situación actual del país. Guatemala ocupa un lugar muy bajo en la lista de países que miden el desarrollo humano.
Torres y aliados contra Arévalo
La estructura de del partido UNE le valió a Torres el primer lugar, pero con la llegada de Arévalo vio pasos de animal grande y la posibilidad de perder la elección no es remota. La población está alerta ante posibles hechos que puedan ocurrir al margen de la ley, con tal de alcanzar la presidencia. Han empezado a circular videos que evidencian una estrategia para poner cortapisas al proceso electoral.
Los fiscales de mesa de la UNE que deben velar por el orden y validez durante el sufragio tienen instrucciones de impugnar votos, y cada uno tiene precio. Vale notar que los fiscales del partido de Torres recibirán Q300 por estar allí, mientras los de Arévalo participarán voluntariamente.
Desde el oficialismo, Torres cuenta con el apoyo del presidente Alejandro Giammattei, pese a que en declaraciones a la prensa, poco después de haberse conocido su triunfo la candidata aseguró que no aceptaría apoyo gubernamental. Nadie olvida que, en la contienda de 2019, el mandatario actual ofreció ponerla en la cárcel, y lo hizo, pero al poco tiempo, desde el MP y la FECI quedó libre y fue inscrita como candidata por el Tribunal Supremo Electoral (TSE). Hoy, Torres es la garantía de que el presidente saliente y su hombre de confianza permanezcan en la impunidad, pues existen denuncias de corrupción durante su mandato.
Ayer, Torres confirmó el respaldo de la Asociación de Veteranos Militares (Avemilgua) pues ofreció un bono de Q36 mil (cerca de US$4mil) a los excombatientes del en el conflicto armado interno. La agrupación que hace seis años criticaba la impunidad de Torres está vinculada con la ultraderechista Fundación contra el Terrorismo que, entre otras acciones respalda una suerte de “persecución penal contra el Movimiento Semilla”. Es así como Arévalo califica la actuación de quienes se oponen a su candidatura y quieren anular el partido, que ya cuenta con 21 diputados electos al Congreso de la República.
Ninguna de las acciones ha sido comprobada. De acuerdo con la ley electoral, ningún partido puede ser suspendido mientras esté en marcha una elección, aunque se prevén nuevas acciones contra Arévalo y el Movimiento Semilla, a partir del próximo 21 de agosto. Ni los abogados defensores, ni la agrupación política han tenido acceso al expediente, aunque tanto en redes sociales encabezadas por dirigentes de la FCT y cuentas anónimas se ha desatado una campaña de desinformación al respecto, lo que hace pensar en noticias falsas como parte de una campaña negra o filtración de información por parte de las autoridades a la oposición.
La judicialización del proceso electoral
Desde el 26 de junio, un día después de conocerse el resultado de primera vuelta y el paso de Arévalo a la siguiente ronda, el Ministerio Público, a cargo de Consuelo Porras y la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI) de Rafael Corruchiche hizo público el caso, aun bajo reserva, en su contra que plantea desde suspender la personalidad jurídica de Semilla, por supuestas firmas falsas en la inscripción del partido, hasta el supuesto lavado de dinero. Fue el juez Fredy Orellana del juzgado séptimo del ramo penal quien, vinculó el caso a dicha fiscalía, que en un debido proceso tendría que ser conocido antes por la Fiscalía de Delitos Electorales. Desde entonces, se han presentado 13 denuncias relacionadas tanto contra el TSE como Semilla.
En un único debate presidencial entre Torres y Arévalo, el 14 de agosto, la candidata aprovechó cada oportunidad de intervención para exigir a su contendiente una explicación acerca de las supuestas firmas falsas. Arévalo, que se limitó a responder preguntas de los moderadores y a hacer énfasis en su promesa de lucha contra la corrupción, se valió del derecho de réplica para recordar a la audiencia que es la candidata quien debe explicaciones a la población por los ilícitos con los que se le vincula, como el caso de financiamiento electoral no reportado y vínculos con el narcotráfico, de acuerdo con reportes de InSightCrime
Torres se ha sumado a la campaña de desinformación en contra de Arévalo y el Movimiento Semilla, tanto en redes sociales como en espacios públicos, incluidos sus mitines de campaña en los que se refirió peyorativamente a los miembros de la agrupación asociándolos con la comunidad homosexual.
Otra de las acciones en contra de Semilla que se atribuye a la oposición de Torres incluye la colocación de publicidad falsa del partido de Arévalo en la que se destacan mensajes a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo o a favor del aborto. El partido Semilla denunció que se trata de propaganda ajena su plan de comunicación.
Si bien Arévalo y Semilla desde una visión progresista y socialdemócrata manifiestan el respeto a los derechos humanos de todos los grupos de la sociedad, sin discriminación alguna y validan la legislación vigente en el país con respecto a ese tema, su plan no incluye legalizar el aborto ni promover el matrimonio entre personas del mismo sexo. La publicidad fue retirada y Arévalo, en sus entrevistas de prensa más reciente lo ha reiterado.
Por otra parte, la publicidad del Movimiento Semilla ha sido intercambiada por los opositores. Contiene mensajes pro vida y pro familia avalados por iglesias que dirigen líderes evangélicos que apoyan a Sandra Torres. El candidato vicepresidencial Romeo Guerra es uno de ellos. La encuesta de Cid Gallup y la Fundación Libertad y Desarrollo da cuenta a un 7 por ciento de los encuestados su pastor evangélico le ha dicho por quién votar. También hay representantes de iglesia católica que en algunas del país ofrecen una bolsa de víveres a cambio del voto. Se trata de la “Bolsa Solidaria” que ha caracterizado a la candidata que ofrece desde dinero en efectivo hasta terrenos para las familias más necesitadas.
Coincide con la campaña, la presentación en el país de la Premiere de Los sonidos del silencio (The Sounds of Freedom) que denuncia, con base en un caso real, la trata de menores. Dirigida por el actor y ex cantante del grupo mexicano Kairo, José Eduardo Verástigui. El ahora productor es activista político ultraconservador, de extrema derecha En su visita a Guatemala el prsidente Alejandro Giammattei lo condecoró con la Medalla de la Paz, Entre la información que circula se ve al galardonado tomarse fotos con la fiscal del MP Consuelo Porras y apoyando la candidatura de Sandra Torres.
En la última semana Sandra Torres se ha convertido en la candidata oficial y su alianza con uno de sus principales opositores, el partido Vamos, que obtuvo más de 200 alcaldías en de las 350 en todo el país busca superar el 51 por ciento de los votos necesarios para ganar la presidencia. Sin embargo, sobre ese esfuerzo aun pesa el antivoto para quienes en elecciones anteriores le han dicho a Torres “No le toca”.
Si Arévalo gana la presidencia, su principal reto empezará el próximo lunes 21 de agosto, cuando continúe el proceso iniciado desde los tribunales contra el partido Semilla. De llegar a tomar posesión, goberará con un Congreso dominado por Torres y sus aliados y un Organismo Judicial cooptado por una estructura atrvesada por la corrupción. Mientras tanto persiste un ambiente de esperanza en el que Guatemala parece estar a favor de la democracia.