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Foto: Ralph de Pixabay

Migraciones: falsa narrativa, discriminación y xenofobia

30 noviembre, 2023 | Ricardo Changala

A mediados del mes de noviembre de 2023, la máxima autoridad del Departamento de Maldonado en Uruguay, el Intendente Enrique Antía, molesto por el desarrollo de acciones gremiales en el área de la construcción, expresó:

“Eran venezolanos, me dijeron. Vienen a trabajar acá, les damos trabajo y todavía arman un piquete. Eso no me gustó nada”.

Sus expresiones fueron duramente cuestionadas por diversos actores políticos, sindicales e incluso por parte de autoridades de la Cámara Venezolano-Uruguaya de Empresarios y Profesionales.

Ante las críticas, Antía expresó que si bien hay buenos venezolanos, “hay otros que estaban en el piquete, se vinieron acá porque en su país no pueden hacerlo”.

El episodio no es relevante por la estatura política del mencionado intendente ni por la gravedad del conflicto que, de hecho, se solucionó a pocas horas de estas declaraciones.

La importancia de lo expresado es que, en pocas palabras se resume una serie de falsos argumentos que se repiten de forma reiterada para oponerse a las migraciones o al menos para justificar la violación de los derechos de las personas migrantes.

Las consideraciones argüidas por Antía no solo son cuestionables jurídica y éticamente, sino que parte de falsedades notorias, muy fácilmente contrastables, pero que, sin embargo, se repiten hasta la saciedad sin que muchas veces se les conteste con fuerza y claridad.

Cuando el Intendente Antia dice que a los migrantes “les damos trabajo”, parece señalar que estas personas son beneficiarias de la dádiva del país receptor, sin que en este haya necesidad de recibirles para que ocupen puestos de trabajo vacantes.

Cuando Antía dice “y todavía arman un piquete”, nos está expresando que una persona migrante ni tiene ni puede ejercer los mismos derechos que las demás personas trabajadoras.  Los aceptamos, siempre y cuando no sean sindicalistas.

Cuando dice que hay buenos venezolanos, pero “hay otros que estaban en el piquete”, nos comunica que la diferencia entre un buen y un mal venezolano (asumimos que valdría para cualquier otra nacionalidad) es no ejercer derechos laborales colectivos.

El Intendente se suma al amplio coro que en el mundo entero repite afirmaciones sin sustento fáctico alguno, pero que tienen alto impacto en las sociedades incluyendo a aquellas autoridades con capacidad de toma de decisiones; verdaderos “mitos” que buena parte de la comunidad considera relatos verdaderos, aún en contra de la realidad objetiva.

Se sostiene habitualmente que los trabajadores migrantes son una carga, para la sociedad y en especial para los sistemas de seguridad social.

La realidad es exactamente la contraria, ya que, por ejemplo, la mayoría de las economías industriales estarían en peores condiciones sin la ayuda de los trabajadores migrantes (jóvenes en su mayoría), y sin esta inyección de sangre nueva los países receptores verán que su población envejecer y declinar más rápidamente.

La migración aumenta la población en edad de trabajar; los migrantes llegan con habilidades y contribuyen al desarrollo del capital humano de los países receptores; las personas migrantes también contribuyen al progreso tecnológico; aportan más en impuestos y contribuciones sociales de lo que reciben en beneficios.

Otra afirmación habitual es que las personas migrantes le quitan los empleos a los nacionales, lo cual se basa en el concepto erróneo de que hay un número fijo de puestos de trabajo en un país determinado y que, por lo tanto, si llega más gente habrá menos oportunidades de empleo.

Sin embargo, la realidad es que los trabajadores migrantes a menudo actúan como un complemento a los trabajadores nacionales y no compiten con ellos por el trabajo.

Los inmigrantes de alta cualificación llenan las vacantes que no están satisfechas por los trabajadores nacionales y, por tanto, aumentan la productividad, mientras que los migrantes poco calificados toman empleos evitados por los trabajadores nacionales y los empleos en sectores tradicionalmente afectados por fuertes fluctuaciones estacionales como la agricultura, y turismo.

Las falsedades narrativas son habituales a lo largo y ancho del mundo entero, tanto que, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en su informe anual más reciente, dedica un capítulo entero al punto. Allí comparte varios ejemplos de discurso reiterados contrarios a la realidad documentada.

“En Sudáfrica, aunque los estudios demuestran sistemáticamente que la migración aporta un beneficio económico neto al país, los migrantes siguen siendo vistos como los culpables del elevado desempleo.

En los Estados Unidos de América, la campana electoral de Donald Trump en 2016 generó el miedo de una invasión de multitudes de mexicanos por la frontera sur y prometió “la construcción de un muro” para proteger la integridad del Estado. Aunque la retórica de Trump se concentró principalmente en los mexicanos, los medios de comunicación partidistas amplificaron el alarmismo, incluyendo a los musulmanes.

En el Reino Unido, la retórica a favor del Brexit utilizó ampliamente el tema de la migración desde Europa Oriental y el Medio Oriente. Confundiendo repetidamente la migración legal a la Unión Europea con las solicitudes de asilo, la campaña a favor del abandono de la Unión Europea atizó los temores de una llegada inminente de millones de turcos, y la prensa derechista amplifico esas posturas”. [1]

Por cierto, los temores sobre las invasiones migratorias también se sostienen negando datos concretos que no permitirían esa visión.

El informe de OIM mencionado es muy claro al respecto: la totalidad de las personas migrantes en el mundo no llega ni al 4% de la población mundial, es decir que la enorme mayoría de la gente permanece en su país de origen. Además, la gran mayoría de las personas que migran no cruzan fronteras internacionales, sino que lo hacen dentro de sus países de origen.

Justamente, Uruguay, el país del Intendente Antia, acaba de conocer los primeros adelantos del censo que se realizó este mismo año 2023: la población no ha crecido desde el año 2011 y los extranjeros no pasan del 3% del total de los 3.444.263 habitantes registrados.

A inicios del mes de octubre de 2023, Amy Pope asumió el cargo de directora general de la OIM.

En su primer discurso público, que además coincidió con los diez años de un naufragio frente a la costa italiana, que se cobró más de 368 vidas de personas migrantes, la primera mujer en asumir el máximo cargo de la OIM, expresó que  “La migración, en general, es un beneficio para toda la sociedad”, porque, si no hubiera puestos de trabajo disponibles, no habría migración laboral.

Actualmente, no menos de 30 de las economías más grandes del mundo luchan por cubrir puestos en los sectores de salud, agricultura, construcción, hotelería, abundó:

 “Escuchamos del sector privado en todo el mundo, pero especialmente en Europa y Norteamérica, que están desesperados porque la migración cubra las necesidades de su propio mercado de trabajo y para continuar impulsando la innovación en sus propias compañías”.

Agregó, además, que también el Banco Mundial, en un reciente estudio ha planteado muy claramente que la migración es clave para la reducción de la pobreza.

Si esta es la realidad, porqué se insiste en discursos falsos?

Parece evidente que, al menos en buena parte de los casos, no se trata de errores o falta de información, sino que existe un interés específico en posicionar lo falso como verdadero.

Claramente, los discursos xenófobos y discriminatorios están en la base de la justificación de la violación de derechos, cuando no directamente en la explotación laboral de las personas.

Insistir en que “damos trabajo” en lugar de reconocer que “necesitamos a las personas trabajadoras”, es el primer paso para avalar o al menos no cuestionar, relaciones laborales precarias o por fuera de los marcos jurídicos básicos aplicables.

Desde esa perspectiva, el trabajador migrante tolerable es el que no protesta, acepta cualquier condición de trabajo y por supuesto, no se organiza sindicalmente.

[1] McAuliffe, M. y A. Triandafyllidou (eds.), 2021. Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2022. Organizacion Internacional para las Migraciones (OIM), Ginebra