Más que un prólogo, un llamado desesperado.
Más que la introducción a un informe, un deshago de frustración.
Más que una convocatorio a corregir rumbos, un acto de resignación y anuncio de peores males.
Dice Antonio Guterres, Secretario General de la ONU: “A menos que actuemos ahora, la Agenda 2030 se convertirá en un epitafio para un mundo que podría haber sido”.
Alcanza con leer las primeras líneas del informe de la ONU “The Sustainable Development Goals Report 2023: Special Edition” publicado el 10 de julio de 2023[1], para entender que no solo no se cumplirán las metas previstas en el año 2015 en la muy publicitada Agenda de Desarrollo 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, si no que, todo hace pensar que, en varios de sus objetivos, el mundo estará bastante peor.
Según el nuevo informe de la ONU, si persisten las tendencias actuales, en 2030 habrá 575 millones de personas atrapadas en la pobreza extrema. Además, la temperatura media mundial ya ha aumentado en torno a 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales y es probable que alcance o supere el crítico punto de inflexión de 1,5 °C en 2035.
A partir del lunes 10 de julio comenzó a sesionar el Foro de Alto Nivel del Consejo Económico y Social de la ONU, con presencia de gobiernos, y otros sectores de la sociedad de los países que integran las Naciones Unidas.
Con sesiones hasta el 20 de julio, se analizarán, en especial, los objetivos de desarrollo sostenible 6 (agua limpia y saneamiento), 7 (energía asequible y no contaminante), 9 (industria, innovación e infraestructura), 11 (ciudades y comunidades sostenibles) y 17 (alianzas para lograr los Objetivos).
De aquí, se suponen que saldrán recomendaciones para la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se llevará a cabo el próximo mes de septiembre.
Pero la realidad es que los datos duros no permiten optimismo.
Por ejemplo, en relación con el ODS sobre el agua, una de cuyas otras metas es lograr el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos en el año 2030, en la actualidad, al menos 2000 millones de personas siguen viviendo sin servicios de agua potable gestionados de forma segura.
Otro dato significativo: relacionado con el ODS sobre ciudades sostenibles, ya en el año 2020 se daba cuenta que más de 1000 millones de personas vivían en barrios marginales o asentamientos informales, en proceso, además, de crecimiento constante.
Guterres afirma que “Los Objetivos de Desarrollo Sostenible están desapareciendo en el espejo retrovisor, al igual que la esperanza y derechos de las generaciones actuales y futuras”.
El informe comentado alerta y reclama dar paso a un denominado Plan de Rescate de Personas y del Planeta, para lo cual, se necesita abordar las causas profundas
Entre esas causas identifica al sistema financiero internacional que propone cambiar estructuralmente, para que las decisiones económicas y financieras deben priorizar el bienestar de las personas y del planeta, que repartan los beneficios de la globalización y que den seguridad para todos los países en estos tiempos difíciles.
Se debe actuar ahora, dice el Secretario General de la ONU.
¿Pero, se trata de falta de acción o de rumbo equivocado?
¿Como pretender resultados diferentes si se el denominado “desarrollo” sigue dependiendo del lucro de cada vez menos y de una lógica extractivista inclemente?
¿No correspondería asumir que el mismo acuerdo del 2015 cuyas metas no pueden más que compartirse, no podía llegar a buen término sin el cambio sustantivo del modelo social, económico y político hegemónico?
Si de verdad se desea torcer el rumbo, tal vez convendría hacerse las preguntas correctas y actuar a partir de las respuestas.
[1] Por el momento solo disponible la a versión en inglés en https://unstats.un.org/sdgs/report/2023/The-Sustainable-Development-Goals-Report-2023.pdf