Cuando parecía que la jornada de la toma de asunción del nuevo gobierno se frustraba como resultado de una nueva maniobra de quienes hasta hace unas horas detentaron el gobierno y el control de buena parte de las instituciones estatales, todo cambió en la noche del domingo 14 de enero de 2024.
Aunque no se trataba más que de un procedimiento formal, casi protocolar, el traspaso entre la IX y X Legislatura (requisito previo e imprescindible para que la nueva composición del Congreso tome juramento al presidente investido), se convirtió en un largo, confuso y nada transparente proceso cuyo único objetivo fue impedir o al menos retrasar al máximo el cambio de autoridades.
Sin previo aviso, la Junta Directiva saliente determinó la composición de una comisión calificadora de las credenciales de los diputados electos, tarea que ocupo varias horas, debates e incluyó la aparición de resoluciones de la Contraloría General de Cuentas que impidió la toma de posesión de un diputado por una denuncia presentada solo un día antes de asumir el cargo.
Lo más relevante fue que se conociera la resolución de la Corte de Constitucionalidad rechazando un amparo presentado por la bancada del Movimiento Semilla (el partido del presidente electo con 23 curules) en base a lo cual, primero la comisión y luego el plenario del Congreso resolvieron, como último acto de su legislatura, que los diputados de ese partido pasaban a ser independientes en virtud de la resolución de un Juez de primera instancia que ordenaba la suspensión provisional del partido.
Las consecuencias políticas de tal decisión eran muy severas: por un lado, los diputados del Movimiento Semilla no podían formar bancada, no podían presidir comisión y además, no podían integrar la Junta Directiva del Congreso, lo cual tiene una enorme relevancia para el funcionamiento del legislativo.
Sin embargo, cuando finalmente dio inicio la primera sesión de la X Legislatura, pasadas las 21 horas del domingo con apenas tres horas disponibles para tomar el juramente del presidente electo, la situación tuvo un vuelco espectacular.
Se presentaron dos mociones para integrar la nueva dirección del Congreso y con el voto de 92 diputados (sobre 130) se eligió una Junta Directiva con dos miembros del partido Movimiento Semilla incluyendo su nuevo presidente, Samuel Pérez mano derecha y político clave para el partido y ahora para el nuevo gobierno.
Evidentemente, las negociaciones permitieron una alianza (que veremos si es meramente circunstancial o de largo aliento) que deshizo complemente el paquete que pretendía dejar atado la administración anterior. Aunque seguramente llegarán acciones legislativas y judiciales para modificar lo resuelto, lo acontecido es un gran triunfo político del nuevo gobierno, que, en lo inmediato permitió, nada menos, que la investidura del presidente Nro. 52 de Guatemala y a la segunda mujer como vicepresidenta del país.
A las 23.59 horas del domingo 14 de enero del año 2024, en la sala principal del Centro Cultural Miguel Angel Asturias, se reinició la sesión del Congreso para que el flamante presidente del Congreso colocara la banda presidencial al presidente de la República dar posesión a Bernardo Arévalo, nacido el 7 de octubre del año 1958 en la República Oriental del Uruguay e hijo del muy apreciado y recordado expresidente Juan José Arévalo exiliado en el Río de la Plata al momento de nacer su hijo.
En su discurso inaugural, el presidente señaló los problemas previos que debió afrontar para pode asumir el cargo agradeciendo a las organizaciones, nacionales e internacionales, como a las personas que permitieron revertir la situación, destacando especialmente a la juventud guatemalteca y a los Pueblos Indígenas que habitan el país “de quienes no dejo de aprender y valorar diariamente, consciente de las deudas históricas que debemos resolver”
En seguida, realzó una amplia invitación para la unidad del pueblo guatemalteco señalando que
“Es hora de emprender un camino de unidad, diálogo y paz. Nos encontramos en una oportunidad histórica para revertir décadas de abandono social y deterioro institucional. Necesitamos recuperar la visión y los principios que, como nación, acordamos en el marco del Proceso de Paz y sus Acuerdos, los cuales una clase política irresponsable y superficial nos arrebató en las últimas décadas. No podemos dejar escapar esta oportunidad”
Arévalo enumeró varios aspectos que conformaran sus principales líneas de acción gubernamental, lo cual resumió en la expresión: no puede haber democracia sin justicia social, y la justicia social no puede prevalecer sin democracia.
El presidente culminó su alocución expresando:
“Estamos cerrando un doloroso ciclo de crisis e incertidumbre para dar paso al amanecer de Guatemala, especialmente para los millones de personas que hoy no pudieron estar presentes en este teatro. Hoy mismo, desde la Plaza de la Constitución, les dedicaré palabras especiales.
Solo podemos mirar hacia el futuro con optimismo, esperanza y fe. Nuestra nación, conformada por sus cuatro pueblos, se encuentra ante una oportunidad excepcional e inesperada para transformar el curso de nuestra historia. Vamos a aprovecharla”.
Nuevos tiempos amanecen en Guatemala.
En su primer discurso como presidente, Arévalo, ofreció combatir contra la corrupción que ha operado en las distintas instituciones públicas.
Según sus palabras, «en este día transcendental, avanzamos por un camino que muchos hemos labrado con esfuerzo, marcando un hito, defendiendo la democracia».
Además, el presidente resaltó que este compromiso, que están asumiendo con humildad y responsabilidad, es en pro del desarrollo de Guatemala, luchando contra la corrupción.
Arévalo agradeció, el apoyo de las naciones amigas de Guatemala, las cuales apoyaron y acompañaron los desafíos para defender la democracia del país.
El mandatario señaló que la Corte de Constitucionalidad (CC) y el Tribunal Supremo Electoral (TSE) lucharon por mantener el referido principio en Guatemala.
«No permitiremos que nuestras instituciones se doblen otra vez, ante la corrupción y la impunidad», enfatizó, Arévalo en su discurso.
“Es gracias a los jóvenes de Guatemala que no perdieron la esperanza, que hoy les puedo hablar desde este podio. A las familias y a los cuatro pueblos de quienes no dejo de aprender y valorar, consciente de las deudas históricas por resolver”, agradeció el presidente.