El 26 de febrero de 2025, en la localidad de Oxford, Reino Unido, el creador de la World Wide Web, Tim Berners-Lee, afirmaba, una vez más, que una nueva www es posible.
Hace más o menos un año, Berners Lee publicó una carta abierta en la que explicaba sus razones para modificar la actual situación de la www, así como la orientación que, según entiende, debe seguirse para modificar el actual estado de cosas.[1]
Según comentaba en ese documento, la red pretendía ser una herramienta para empoderar a la humanidad, lo cual se cumplió en los primeros años por su gran diversidad de contenidos y la facilitación de creación de pequeñas comunidades.
Pero, en los últimos tiempos, dice, la web hace lo contrario por su excesiva centralización, el control sobre la información que las personas reciben y el rápido avance de la inteligencia artificial, demostrando que los problemas de la web no son aislados, sino que están profundamente entrelazados con las tecnologías emergentes.
Para Berners Lee, la web ha dejado de estar al servicio del bien público, sometiéndose a las fuerzas del capitalismo, lo que lleva al monopolio.
Además, ha fallado su “gobernanza”, entre otras razones, porque las medidas regulatorias no han seguido el ritmo del desarrollo tecnológico, lo que ha ampliado la brecha con la supervisión efectiva.
Por ello cree que la buena gobernanza y la responsabilidad institucional son necesarias al igual que el trabajo de científicos de los desarrolladores.
La idea esencial es que el centro de la web sea “la intención de los individuos” en lugar de la explotación de la “atención” de las personas en la que se centra actualmente el modelo de negocio.
En esa línea, anuncia que ha desarrollado el denominado Protocolo Solid para ponerle a la web dos capas por encima para que sea el usuario quien tenga el control de su información personal y las empresas que dominan la web, no sean las que manden. [2] Esta herramienta ya se está aplicando en algunos lugares, por ejemplo a través de la autoridad local en Flandes, Bélgica.
Pero hay algo más que también importa: la reacción popular contra lo que tenemos ahora, un factor que no existía cuando se promovía la web como un espacio abierto y descentralizado.
En esa línea, el conocido filosofo Eric Sadin, autor, entre otros trabajos, del libro “La era del individuo tirano” donde analiza al actual liberalismo en la época de la cibernética, propone pasar de la crítica a la acción y crear lo que él llama una “contracumbre de inteligencia artificial” en contraposición de la oficial que tuvo lugar a mediados de febrero en Paris.
En recientes entrevistas, Sadin ha afirmado que la IA debe ser vista como algo que está en el punto nodal de dos visiones antagónicas del mundo: por un lado, un capitalismo en estado terminal que, desde su origen, considera a lo humano como una variable de ajuste. Por el otro lado, la aspiración de expresar lo mejor de la humanidad, sin lesionar ni a las personas ni a la biósfera.
En la etapa actual, dice Sadin, hay que darle la voz a las personas para que cuenten los impactos concretos de la IA en áreas como la educación, la lingüística, la política y tanto otros escuchando menos a los técnicos y empresarios cuyos intereses son evidentes, por lo cual, entre otras cosas, ocultan los nefastos impactos medioambientales de estas nuevas tecnologías.
La actividad de denuncia y demanda es imprescindible y urgente, sin esperar iniciativas del mundo político porque allí existe demasiado peso de los lobbies como para aguardar que los cambios profundos nazcan desde autoridades o legisladores.
Esta última afirmación de Sadin se corrobora claramente con las imágenes que nos dejó la asunción del Donald Trump, con unas primeras filas con presencia estelar de los dueños de las principales empresas tecnológicas quienes, rindiendo pleitesía al nuevo presidente, también esperaban y esperan, apoyos para sus emprendimientos, sin olvidar, claro está, al propietario de la plataforma X que integra de manera protagónica el gobierno de los EEUU que iniciara en enero de 2025.
Aunque ni Sadin ni Berners Lee desarrollan la idea, parece evidente que en este esfuerzo para modificar la actual tendencia del control y contenidos de internet, el rol del Estado parece esencial, ya no solo como regulador (camino recorrido por la Unión Europea al menos hasta la reciente cumbre de Paris), sino como desarrollador de plataformas y opciones alternativas a las mega empresas del sector.
Entre otras opciones, es el Estado (un Estado diferente a los que en general vemos hoy día) el que puede ayudar a retomar la idea de bien común, de beneficios colectivos, en contraposición al individualismo extremo pregonado ampliamente en la actualidad.
Sadin invoca una cita a Alexis de Tocqueville que bien vale la pena retomar aquí:
“No hay nada menos independiente que un ciudadano libre. Un ciudadano libre no es independiente precisamente porque siempre está involucrado en alguna colaboración con los demás ciudadanos. Y de esta colaboración puede nacer el bienestar colectivo”[3].
[1] Marking the Web’s 35th Birthday: An Open Letter, Mar 11, 2024
[2] https://solidproject.org/about
[3] Sadin, Eric, La Era del Individuo Tirano. El fin del mundo común. Caja Negra. Buenos Aires. 2020