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Caravana migrante en la Ciudad de México. Foto: Wotancito/Wikimedia

Migrantes en Centroamérica: flujo creciente y ausencia de estrategias regionales

02 octubre, 2023 | Ricardo Changala

El 27 de septiembre, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) pide a los gobiernos de Centroamérica y México para que colaboren a fin de atender las necesidades humanitarias inmediatas de los migrantes, ya que un número sin precedentes de personas transitan por la región.

La agencia señala hasta el 23 de septiembre, más de 390.000 personas habían completado esta ruta. Sólo en agosto cruzaron 82.000 migrantes, la cifra mensual más alta jamás registrada. La mayoría de los migrantes proceden de Venezuela, Ecuador y Haití.

También se registraron unas 4100 personas migrantes procedentes de África que cruzaron el Darién entre enero y julio de 2023 y por su lado,  Honduras experimentó un aumento del 553% en las llegadas procedentes de naciones africanas hasta alcanzar las 19.412 personas a través de su frontera sur.

Las situaciones que deben vivir las personas migrantes son terribles:  familias que pasan hambre, serios problemas de salud duermen en la calle y se ven obligadas a mendigar. Algunos quedan en el camino, heridos, fallecidos, muchas personas son víctimas de abusos sexuales, robos, violencia, entre otros muchos problemas.

Por ejemplo, Paso Canoas de Costa Rica, en la frontera con Panamá, es un poblado con menos de 20.000 personas que no tiene posibilidad alguna para recibir a mas de 60.000 migrantes, solo en el mes de septiembre.

Los servicios estatales son superados y por tanto, la realidad de hacinamiento, falta de letrinas y duchas o acumulación de basura, impacta a cualquier observador.  Las personas migrantes esperan días durmiendo en la calle para poder acceder a un transporte que los lleve a la frontera con Nicaragua, para seguir camino al norte.

Ante este panorama, que se repite en muchos otros lugares, la OIM convoca a los gobiernos de la región para que dialoguen y encuentre soluciones a largo plazo para hacer frente a las causas de estas migraciones y para mejorar la atención de las personas.

La directora regional de la OIM para América Central, América del Norte y el Caribe, Michele Klein Solomon ha expresado que   “La situación pone de relieve la urgente necesidad de una participación colectiva inmediata de los gobiernos de los países de origen, tránsito y destino para prestar asistencia humanitaria, especialmente a los grupos vulnerables como las mujeres y los niños”.

El llamamiento es correcto, pero su efectivo acatamiento casi nulo porque, si algo está ausente en Mesoamérica es la visión estratégica regional que permita asumir, atender y buscar resolver una temática que es esencialmente no nacional.

Lejos de ello, se ve poca acción de parte de los mecanismos de integración centroamericanos ni tampoco el funcionamiento ordenado de cooperación bi o multinacional para atender estos asuntos.

Además, a pesar de que las personas migrantes son claramente víctimas que ven no respetados sus derechos humanos básicos tanto en sus lugares de origen como en los de tránsito (y probablemente también en los de destino), siguen aflorando los discursos, narrativas y acciones basadas en la criminalización y el punitivismo contra quienes alteran el orden establecido.

Así, el 26 de septiembre, el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, anunció la declaración de “emergencia nacional” para obtener más recursos para fortalecer las capacidades de las instituciones encargadas de esta temática.

Sin embargo, al anunciar la medida, el presidente señaló que lo hacía instruyendo al Ministerio de Seguridad Pública “…a tener mano firme con aquellas pocas personas que piensen que la gentileza, la amabilidad y el corazón generoso de los costarricenses se puede confundir con debilidad”. Afirmó que quienes lleguen a Costa Rica y se porten mal, faltándoles el respeto a las autoridades, causando disturbios, deben regresar a su país de origen, porque aquí no se los va a atender.

Aunque en días recientes se registraron algunos incidentes con personas migrantes y la policía local cuando intentaban realizar ventas callejeras para generar algunos ingresos, su carácter delincuencial efectivo o potencial, no parece ser el centro de la problemática que enfrentan ni tampoco de las demandas de los vecinos de las localidades fronterizas.

El presidente tampoco hizo referencias expresas a coordinaciones o acciones conjuntas con los países vecinos para enfrentar la situación actual, tal y como lo sugiere el comunidado de la OIM.

Es interesante mencionar, además, que casi al mismo tiempo, el ministro de Comunicación costarricense y la oficina de las Naciones Unidas en el país anunciaron una alianza para diseñar la primera estratégica latinoamericana contras las expresiones de odio y discriminación.

Se anunció que la estrategia estará terminada a finales de 2023 y permitirá determinar responsabilidades, crear nuevos mandatos de vigilancia y control, e identificar áreas de acción. Además, ofrecerá soluciones para frenar este problema que se ha visto multiplicado exponencialmente por el mundo digital.

La iniciativa se apoya en los resultados de un estudio llevada adelante a partir del año 2022 que concluyó con datos alarmantes:  Entre junio de 2022 y mayo 2023, se detectaron más de 1,4 millones de mensajes y conversaciones malignas en redes sociales, en comparación con las 937.000 detectadas en 2022, lo que representó un aumento del 50% de ese tipo de manifestaciones. Pero si la cifra se compara con la de 2021, el aumento fue de 255%.

La investigación del año 2022 permitió definir que los temas que más recogen discursos de odio y discriminación son:  la política y elecciones (350.000), orientación sexual (143.000), género (125.000), xenofobia (112.000), choque generacional (92.000), religión (53.000), racismo (34.000) y discapacidad (27.000).

Considerando estas constataciones, parecería que le discurso presidencial de anuncio de la emergencia nacional por motivos migratorios, no ayuda mucho a la estrategia anunciada, que apunta a construir una sociedad más inclusiva, más igualitaria y respetuosa de la diversidad y de los derechos de todas las personas.

Una Costa Rica donde nadie se quede atrás. Una región donde nadie se quede atrás.

Tampoco las personas migrantes.